La mielopatía degenerativa es un trastorno de la médula espinal con una aparición espontánea, que afecta a los perros y es muy similar a la esclerosis lateral amiotrófica o la enfermedad de Lou Gehrig en humanos.
En una mielopatía degenerativa hay degeneración de la «sustancia blanca» de la médula espinal y de los nervios periféricos. Los tractos de materia blanca de la médula espinal contienen fibras que transmiten órdenes de movimiento del cerebro a las extremidades e información sensorial desde las extremidades hasta el cerebro.
Aunque la enfermedad es más frecuente los perros de raza pastor alemán, Corgis, Boxers, Chesapeake Bay Retrievers, Rhodesian Ridgebacks y Poodles, pero también puede ocurrir en otras razas y perros de razas mixtas. La edad típica de inicio de la enfermedad ocurre entre los 8-14 años de edad, y ambos sexos se ven igualmente afectados.
Se considera principalmente un trastorno genético, actualmente se ha identificado una mutación genética que es un importante factor de riesgo para el desarrollo de la enfermedad.
La mielopatía degenerativa por sí misma no es una enfermedad dolorosa. Sin embargo, los movimientos compensatorios en los miembros débiles pueden causar que el perro desarrolle dolor en otras áreas de su cuerpo como el cuello, los hombros y las extremidades anteriores.
Signos frecuentes:
Normalmente tiene una progresión lenta, de forma casi imperceptible. Los síntomas generalmente ocurren inicialmente con una pérdida de la coordinación (ataxia) en las extremidades posteriores, debilidad leve en la parte posterior (paraparesia), como dificultad para caminar y/o ponerse en cuclillas para defecar.
Esta debilidad primero puede ocurrir en una extremidad posterior y luego en la otra, las extremidades se debilitan al paso del tiempo donde el perro comienza a doblarse y tiene dificultad para mantenerse de pie, la debilidad puede progresar hasta que el perro no puede caminar con las patas traseras.
Signos avanzados : Continencia urinaria y fecal, debilidad en las extremidades anteriores y en general, sin intervención médica el perro se paralizará en la parte posterior dentro de los 6 meses a 1 año de inicio de la enfermedad.
DIAGNÓSTICO
La mielopatía degenerativa es un diagnóstico principalmente por descarte. Esto significa que el veterinario primero buscará otras enfermedades que afectaran la médula espinal del perro, utilizando pruebas de diagnóstico como radiografías espinales, tomografía computarizada, resonancia magnética o mielografía.